Argentina y Brasil deben profundizar la integración

Los dos países eje del Mercosur no pueden dejarse llevar ni por la crisis ni por el canto de sirena del proteccionismo indiscriminado. Su relación es vital para toda la región. 

Por: Aloizio Mercadante - ECONOMISTA, PROFESOR DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE SAN PABLO Y DE CAMPINAS, SENADOR

La unión de naciones europeas exige que sea eliminada la secular oposición entre Francia y Alemania: la acción debe involucrar principalmente estos dos países.
Declaración de Schumann

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Europa estaba destrozada. El continente europeo acumulaba un inmenso pasivo de muertos, deudas, economías totalmente desestructuradas, instituciones políticas en bancarrota, odios y resentimientos. Por si no fuera suficiente, las superpotencias emergentes, los Estados Unidos y la URSS, habían dividido Europa en dos grandes áreas de influencia. Parecía así condenada al estancamiento, la fragmentación y a tener un papel cada vez más secundario en el orden mundial.

Sin embargo, en ese terrible momento, dos de las mayores naciones del continente, Francia y Alemania, que habían sido enemigas mortales en la Primera y Segunda Guerra, tomaron una decisión que transformaría Europa y su mundo: resolvieron dejar de lado su secular oposición e invertir sus energías en la unión e integración. Surgía así, el 9 de mayo de 1950, la declaración Schumann que abrió camino para la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que posteriormente se transformó en la Comunidad Europea y luego en la Unión Europea.

Hoy, gracias a esa decisión histórica, Europa está casi toda unida en un proyecto progresista y civilizador. Hay una Europa dueña de su propio destino, con desarrollo económico y social envidiable y un protagonismo internacional decisivo.

El proceso de construcción de esa Europa tuvo como eje político principal estructurador la relación Francia-Alemania. Y a no ser por la firme decisión de estas dos naciones, que no se agotó en la Declaración de Schumann y que sobrevivió a las crisis y conflictos propios de los procesos de integración, no habría Unión Europea.

Pues bien, en América del Sur dos naciones que siempre habían estado en campos opuestos y que sólo pensaban estratégicamente en los contextos estrechos de los escenarios de guerra, tomaron también, 35 años después de la Declaración de Schumann, una decisión histórica: firmaron la Declaración de Foz de Iguazú dando inicio al proceso de creación del Mercosur.

En efecto, Brasil y Argentina recién salidos de dictaduras militares y todavía sumergidos en crisis económicas, apostaron a la integración y la racionalidad. Hoy, aunque todavía no haya realizaciones comparables con las de la Unión Europea, el Mercosur tiene mucho para celebrar.

Desde su creación, las exportaciones dentro del bloque se multiplicaron por 8,5, al pasar de 4.000 millones de dólares en 1991 a 33.500 millones en 2007. Las exportaciones del Mercosur para el mundo prácticamente se quintuplicaron en el mismo período, al aumentar de 46.000 millones a 222.000 millones. Si incluyéramos los Estados asociados, Mercosur absorbió en 2008 19,6% de las exportaciones brasileñas, cuando Estados Unidos representó apenas 14%. Para Argentina, la importancia del Mercosur es todavía mayor: sólo Brasil absorbió en 2007 19,1% de sus exportaciones, mientras que Estados Unidos respondieron sólo por 7,6%.

Esa robusta corriente comercial regional representa una importante línea de defensa para los Estados parte del bloque, en una crisis que afecta más profundamente las economías centrales. Además de esos avances económico-comerciales, también se hicieron progresos político-institucionales de relieve. La expansión del Mercosur con la incorporación de nuevos Estados asociados como Perú, Ecuador y Colombia, y la entrada futura de Venezuela como miembro pleno, agregó peso político-económico al bloque y aumentó su protagonismo internacional, además de pavimentar la creación de UNASUR.

La creación del FOCEM, fondo que financia proyectos en las áreas más pobres de la región, permitió al bloque enfrentar sus asimetrías. A su vez, la implantación del Parlamento del Mercosur rescata el déficit democrático del bloque y permite la discusión transparente de sus cuestiones. Ahora, en Asunción, el Parlamento del Mercosur llegó a un acuerdo político histórico para implementar la representación ciudadana, realizar sus elecciones directas y construir un Tribunal de Justicia de carácter supranacional.

Nada de eso habría sido posible sin el mantenimiento de una relación bilateral saludable entre Brasil y Argentina. De hecho, así como la relación bilateral Francia-Alemania modeló y condujo la Unión Europea, la relación bilateral Argentina-Brasil es el principal eje político estructurador del Mercosur. Más que eso: la relación bilateral es, sin desmerecer a otros países, el hilo conductor más significativo de la integración de América del Sur.

Por eso, es necesario cuidar bien esa relación bilateral, que no es apenas de vital interés de Brasil y de Argentina, sino también un patrimonio apropiado por toda la región. No podemos dejar que la crisis y el canto de sirena del proteccionismo indiscriminado la desvirtúen.

Brasil debe comprender las aspiraciones de reindustrialización de Argentina y apoyarlos con una sociedad constructiva. Argentina, a su vez, debe entender que la integración es la solución principal para que podamos enfrentar la crisis en mejores condiciones. No hay "soluciones nacionales" para la crisis. No hay tampoco "soluciones nacionales" para la poscrisis. Por encima de todo, es preciso que quede claro que, cualesquiera sean las divergencias, ellas pueden ser resueltas con un diálogo transparente.

Cierta vez, Jean Monnet, artífice de la Unión Europea, fue interrogado sobre si no era demasiado optimista respecto a la integración de Europa. Monnet respondió: "Yo no soy optimista, soy decidido". Es un deber histórico de Argentina y de Brasil tener decisión en esta hora difícil, profundizando el camino de la integración.

Artículo del Senador Aloizio Mercadante, publicado en el Diario “El Clarín, de Argentina, el 28 de mayo de 2009.